El 28 de diciembre es recordado por el colectivo social como el día de los inocentes y es aprovechado para hacer bromas, engaños y utilizar el lema “que la inocencia te valga” en forma de gastada.
Pero si nos remitimos a los orígenes de esta jornada, es mucho más triste de lo que imaginamos.
En esta fecha se conmemora la matanza de millones de niños menores de dos años en Belén, ordenada por el rey Herodes, quien intentaba con esta medida la desaparición de Jesús, y así evitar que le arrebate el trono, según su creencia.
La justificación a esta poco atinada costumbre actual tiene que ver, según algunos, con que Herodes vivió durante mucho tiempo pensando que había logrado su cometido, y de ahí, los engaños y las bromas, como una forma de burla hacia el propio Herodes. Sin embargo, el recuerdo no deja de ser triste y la broma no deja de ser inoportuna. Porque Herodes no logró su objetivo pero murieron millones de niños inocentes, de ahí el día.