De pronto, después de unos días cálidos llega una corriente de frío y muchos festejan el “cambio del clima”. Otras veces, después de días de intenso frío y días lluviosos, reaparece el sol y nos regala con su calidez; entonces muchos quieren que nadie toque “el clima ideal”. Pero ¿es correcta esa expresión? ¿Deberíamos hablar de cambio en el clima o de cambio en el estado del tiempo?

Vayamos a la casa madre de la lengua hispana, la Real Academia Española, y consultemos sobre el significado preciso de estos términos. La RAE define al clima como las condiciones meteorológicas promedio de una región durante un período prolongado, generalmente 30 años o más. La palabra ‘tiempo’, por su parte, hace referencia a las condiciones atmosféricas a corto plazo, por ejemplo, los cambios que se producen de una semana a otra. De esta manera, podríamos decir, por ejemplo, que en Traslasierra (oeste de Córdoba) tenemos un clima continental y seco, más lluvioso en verano y más seco en invierno. Por el contrario, la llegada repentina de un frente frío del sur, que cambia drásticamente el calor reinante por un día fresco o frío, es un cambio referido al tiempo.
De esta forma, cuando queramos hablar de las alteraciones que se producen de un día o de una semana para la otra, debemos usar la palabra “tiempo”, o “estado del tiempo”. Y solo debemos usar la palabra «clima» para referirnos a cómo son las condiciones generales en ese lugar: en Buenos Aires tenemos un clima templado húmedo subtropical, a diferencia de La Rioja, en donde reina un clima árido o semi árido, con escasa humedad.
¿Es una diferencia sutil y de poca importancia? Para nada, el buen uso del lenguaje, contribuye a nuestra formación, hace también a lo que somos como personas y como ciudadanos y, sin dudas, nos ayuda a comunicarnos mejor, que en definitiva, es lo que más importa.
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