El presbítero Francisco Aguirre fue quien en 1864 había fundado la Villa, con el nombre de Villa del Tránsito. Pero cualquiera que conozca la historia de nuestra Traslasierra, sabrá que a pesar de los múltiples homenajes, siempre estaremos en deuda con José Gabriel del Rosario Brochero, el cura gaucho, su fundador espiritual. Es por eso que, en 1916, y por pedido de los vecinos, el por entonces gobernador de Córdoba, Ramón J. Cárcano estableció el cambio de nombre y lo fijó oficialmente como “Villa Cura Brochero”.
En los tiempos previos a la conquista, se sabe que los indios comechingones llamaban a la zona como “Torol” o “Torolcalta”, que sería “pueblo de Torol”. Más adelante, con la llegada del cristianismo es que se le coloca el nombre de Villa del Tránsito, en honor a Nuestra Señora del Tránsito.
Pero a pesar de qua ya existía la religión católica como creencia entre los pobladores del lugar, hay que decir que la llegada de Brochero trajo un cambio radical en la zona y en los lugareños.


Cuenta la historia que antes de su llegada, el Curato de San Alberto contaba con unos diez mil habitantes, pero muy distantes entre sí, donde no existían caminos, comunicaciones, y donde las malas costumbres, la desidia y actos bandoleros eran moneda corriente.
Brochero, lejos de desanimarse ante una realidad tan hostil, lo tomó como un desafío, y los frutos no tardaron en aparecer.
A fines de 1869 tomó posesión del curato de San Alberto con una vastísima jurisdicción: 120 kilómetros de norte a sur y casi la misma distancia de este a oeste. Edificó iglesias, fundó escuelas, abrió 500 kilómetros de caminos, fomentó la agricultura, ideó ferrocarriles, y fue un verdadero transformador para toda aquella gente que jamás había visto progresos semejantes. Para muchos, el mayor “milagro” fue la construcción en 1877 de la Casa de ejercicios, con muy pocos medios, solo su gente, en aquellos tiempos tan complicados y en un lugar tan pobre.
Muchas veces las realidades hostiles nos asustan, nos “achican” como seres humanos y terminamos mostrando nuestro lado más miserable. Es muy común encontrar respuestas de hostilidad y esa es también una postura ideológica. Brochero, en cambio, no tomó el camino de la cobardía sino que, con el evangelio bajo el brazo, fue valiente para animarse a entrar con el amor en ese terreno espinoso.
En 1877 fue inaugurada la Casa de ejercicios espirituales, una obra inmensa que vino a darle fin a las interminables caravanas de hombres que debían viajar hasta la ciudad de Córdoba para hacer ejercicios.
En 1908, al enterarse de que estaba enfermo de lepra, Brochero decide presentar su renuncia al Curato de San Alberto, para irse a vivir con sus hermanas a su pueblo natal.
Regresó a la Villa del Tránsito por pedido de los feligreses, pero su salud estaba ya muy deteriorada.
Falleció el 26 de enero de 1914, leproso y ciego, en la casa de su hermana Aurora.
De esta forma, esta fecha tan triste ha pasado a ser la fecha del pueblo, y el día en que cada año los brocherianos y los transerranos en general, recordamos a una figura tan grande para todo el valle.
Como vemos, es imposible separar la historia del pueblo de la historia del cura gaucho; son parte uno del otro. Y repasar la historia de esta localidad es repasar también la historia del nuevo Santo para la Iglesia Católica. Hoy, Cura Brochero es uno de los centros turísticos históricos y religiosos del país, y un punto central en la región de Traslasierra.
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