Cada 11 de diciembre se celebra en Argentina el día nacional del tango, recordando el nacimiento de dos íconos de este estilo musical, en voz y música respectivamente: Carlos Gardel (1890) y Julio De Caro (1899). El nacimiento de esta música urbana tiene historias muy particulares y una estrecha relación con nuestra historia nacional.
Sabemos que la etapa de la organización definitiva del país trajo consigo la exclusión del gaucho, el fin de su libertad con el alambrado de los campos y su expulsión hacia los suburbios de la ciudad.
En este contexto, nace el personaje del compadre, antecesor del compadrito. El compadre era el gaucho sin tierra que abandonó las pampas y con arrogancia hacía gala de su coraje y manejo del cuchillo, siendo el ganador en apuestas de amor, juegos de azar o en peleas. Seductor, protegía a sus amigos y era el preferido de las “chinas” por bailarín y por tenorio.
Más adelante, los jóvenes quisieron ser como el compadre y en un nuevo contexto social, vistieron elegantemente y adquirieron refinadas conductas sociales, propias de las clases acomodadas del centro porteño. Así nace el compadrito, que no era guapo ni malevo. Sí era muy buen bailarín y con una estampa muy particular.
El compadrito desaparece con la crisis del 30. La desocupación, la persecusión y represión hicieron mella en este personaje tan particular. Pero ciertos rasgos como el buen vestir, la elegancia, la aguda viveza y su autoestima fue quedando en el ADN de los porteños.
Estos personajes fueron quienes acompañaron los inicios del tango y le dieron un toque particular. Pero ¿Cómo nace este estilo musical? Volviendo a fines del siglo XIX, debemos decir que el tango se originó en la periferia porteña, mientras las luces de la Generación del 80 le daban ese aire cosmopolita a la ciudad. Grupos de españoles, italianos, africanos, marineros de paso y criollos calmaban la tristeza de su desarraigo con bailes, cantos y payadas. Así, poco a poco comenzó a gestarse esta música en aquella Buenos Aires cosmopolita. El aporte fundamental del candombe, y otro poco del folclore, del tango andaluz, flamenco y negro, más la propia creatividad de los músicos marcarían su origen. Su sitio habitual, desde los comienzos, fue el burdel, donde la diversidad rítmica y cultural fue formando esta música particular, de movimientos lúbricos y danza “pegajosa”.
El tango nació como música instrumental solamente, hasta que poco a poco fue configurándose en su ritmo, melodía y compás.
Al comienzo, el tango fue una música puramente instrumental y era interpretado con un piano solitario, después con violín, guitarra y flauta. Luego, a fines de la última década del siglo XIX se incorporó el bandoneón en reemplazo de la flauta, adquiriendo ese tono melancólico.
Por su origen arrabalero y turbulento, el tango se ganó el desprecio de la sociedad culta de la ciudad. Sin embargo, fueron los jóvenes del centro quienes comenzaron a incursionar en estos ámbitos marginales para llevar a sus familias la novedad.
En 1910 el tango llegó a Paris y tuvo un éxito asombroso. Luego volvió al país, pero “afrancesado”, lo cual le valió la aceptación definitiva de las clases altas porteñas.
En 1916 Pascual Contursi escribió “ Mi noche triste”, lo cual marcó el nacimiento del tango-canción, favoreciendo su sentido argumental y la expresión de sentimientos y emociones.
Con una riquísima historia, el tango es pasado, es presente y también es futuro: Es la música urbana en plena vigencia.

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